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GUERRA
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Durante las obras de reforma de una mezquita en la actual ciudad de Ankara, a mediados del siglo XVI, se descubrió que el edificio había sido construido sobre las ruinas de otro anterior, un templo dedicado a Roma y Augusto. Tras su restauración, en varios de sus muros apareció una inscripción en dos lenguas: latín y griego.
DISPONIBLE
Autor JOSÉ MANUEL FRANCO CRESPO | Editorial Librucos |
ISBN | 978-84-940500-9-1 |
Año | 2013 |
Páginas | 416 BN |
Encuadernación | RÚSTICA |
Dimensiones | 17X24 CM. |
Peso | 800 GRAMOS |
Durante las obras de reforma de una mezquita en la actual ciudad de Ankara, a mediados del siglo XVI, se descubrió que el edificio había sido construido sobre las ruinas de otro anterior, un templo dedicado a Roma y Augusto. Tras su restauración, en varios de sus muros apareció una inscripción en dos lenguas: latín y griego.
Se trataba de una copia de la biografía oficial del primer Emperador de Roma, un documento que el mismísimo Augusto había depositado en el Templo de Vesta para que, según sus indicaciones, se grabara en bronce y se colocara en su Mausoleo, en Roma, a su fallecimiento. En el texto figuran todos y cada uno de los actos, decisiones y situaciones que Augusto realizó a lo largo de su vida y que escribió como una manera de rendir cuentas ante el pueblo romano.
En el capítulo 26, el Emperador, haciendo referencia a que durante su mandato engrandeció y pacificó el Imperio, menciona las guerras que mantuvo en Hispania, largo enfrentamiento bélico (27 a. C.-19 a. C.) que los historiadores actuales conocen como el periodo de "Las Guerras Cántabras".
Unos años antes de esos sucesos, en el 68 a. C., Cayo Julio César desembarca en Hispania como cuestor —ayudante del gobernado— de Hispania Citerior, y recibe numerosas quejas derivadas del agresivo comportamiento de las tribus norteñas. En el año 61 a. C., nombrado ya propretor —gobernador— de la misma provincia, tras combatir contra varias tribus Lusitanas en rebeldía, decide enfrentarse a los pueblos del norte peninsular, auténtica pesadilla de las tropas romanas y del resto de gentes hispanas. Pero dirigió su ofensiva sólo contra las tribus Galaicas (a las que sometió y, casi en su totalidad, pacificó) sin ni tan siquiera intentar penetrar en el territorio de sus vecinos, los Astures y los Cántabros.
Treinta años más tarde, la situación no ha cambiado en Hispania. Casi toda la totalidad de la provincia permanece pacificada y es, en mayor o menor medida, aliada de Roma. Excepto las tribus Cántabras y Astures.
En Roma, por el contrario, las cosas ya no volverán a ser como antes. Tras largos y cruentos años de guerra civil, Cayo Julio César Octaviano, el hijo adoptivo de Cayo Julio César, toma el control del Imperio.
Se trata de una persona fría y calculadora que, en poco tiempo, ha logrado eliminar a todos sus adversarios políticos. Es, sin embargo, lo suficientemente astuto como para comprender que necesita cambiar esa imagen de hombre violento que empieza a arraigar en la mente colectiva del pueblo. Para ello, se impone como tarea inmediata conseguir que sus ciudadanos disfruten de un largo periodo de paz y prosperidad, y que esta situación se extienda a todos los rincones del Imperio.
Alcanzar ese objetivo pasa por acabar con las rebeliones en Hispania, lo que, a su pesar, sólo se logrará con una nueva guerra. Aunque Octavio confía en no verse inmerso en un conflicto duradero. ¡Al fin y al cabo, se trata del ejército de Roma contra unas tribus de las montañas!
Y es en este punto donde comienza nuestra historia...