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La figura del diablo ha estado presente en la cultura popular desde tiempo inmemorial y su representación en el arte románico pone de manifiesto el interés o preocupación que su horripilante imagen despertaba en las gentes del medievo. Para el hombre de aquella época la existencia del demonio era tan real como la vida misma y sus acciones entraban de lleno en el ámbito de lo cotidiano.
ISBN | 978-84-17158-15-6 |
Año | 2019 |
Páginas | 264 |
Encuadernación | Rústica. Impresión color |
Dimensiones | 17x24 cm. |
En unas ocasiones sus malas artes provocaban el rechazo ante el futuro destino del alma en el más allá, mientras que en otras su presencia era requerida mediante conjuros, hechizos y otras facetas de la nigromancia. La morada infernal cobró también un interés especial, pues a la inquietud que suponía el miedo a una condena eterna, se añadían los propios suplicios que se aplicaban en dicho lugar. Se creo así un submundo demoníaco en el que Satán y su caterva de demonios atormentaban con toda clase de tropelías a los desdichados que caían en sus garras. Para contrarrestar el poder de estas acciones negativas el hombre medieval se proveyó de eficaces antídotos materializados en amuletos, talismanes y otros artefactos. En este libro se tratará de enmarcar estas imágenes demoniacas en las coordenadas ideológicas en las que fueron creadas, tanto en lo referente al pensamiento eclesiástico como a la mentalidad del hombre de aquella época.