PERLAS EN RACIMO

En ella su autor, J. Medrano Gabilucho, refiere las aventuras de un viejo policía jubilado, apodado «El Tieso», al que su médica le recomienda que escriba algo todos los días para mantenerse activo. La mejor manera que encuentra para cumplir tal encargo es recuperar algunas historias de su etapa profesional, lo que le lleva a abordar un caso que se quedó sin resolver. El caso principal del que trata la novela puede confundir al lector con un hecho que sucedió en realidad en Santander en agosto de 2007, por eso el autor precisa que todo «es una ficción, es decir, una mentira. Por tanto, te voy a engañar, lector. Cuenta con ello. ¿Por qué? Pues no para que creas conmigo en algo irreal sino para que crees conmigo otra realidad. Una novela. Para eso la ficción necesita fundarse sobre algo material, perceptible. Un hecho. Y aquí entra en juego el punto de partida, una anécdota inicial, un azaroso caso. Por ejemplo, un crimen tomado de la crónica negra cántabra de hace ya muchos años. No recuerdo bien si alguien me contó la noticia al poco tiempo del suceso, o lo vi en los diarios de la región, o me mostraron un libro recopilatorio de tipo periodístico. Puede que se confabulasen las tres causas. Lo que aseguro es que hace ya más de una década lo consulté en internet y alumbré la primera idea con intención literaria. Ya digo, esto es una ficción, sin ningún propósito sensacionalista».